En primer lugar, debemos destacar que el autismo no es una enfermedad como mucha gente piensa, el autismo es una discapacidad. Concretamente, es un trastorno que se desarrolla durante toda la vida, no tiene curación (que es lo más fuerte) aunque se puede ayudar a mejorarlo a través de un tratamiento socioeducativo.
Estas personas poseen una serie de características peculiares como pueden ser:
- Se comunican, pero suele ser para pedir o rechazar algo.
- Se relacionan con los demás de manera peculiar.
- No tienen rasgos físicos que lo identifiquen, de ahí que muchos pasemos desapercibidos y no nos damos cuenta de que alguien es autista.
- Su visión de la realidad es diferente de la de otros.
- No encuentran sentido al mundo, no le importan los demás.
- No manifiestan que tengan frío o calor.
- Indiferencia al dolor.
- Solamente responden ante estímulos físicos (por eso se dice que no tienen apego a los padres)
En cuanto a su tipología, podemos diferenciar varios casos de autismo:
- Síndrome de Kanner: el niño ni habla, no se relaciona.
- Síndrome de Asperger: tienen un nivel lingüístico e intelectual muy alto.
- Teoría de Rett. Es contrario al síndrome de Asperger. Se trata de personas con discapacidad intelectual.
- Teoría desintegrativo de la niñez. El niño pierde las habilidades desarrolladas.
- Teoría profundo del desarrollo no Especificado. Aquí vienen los casos que no se han resuelto en los anteriores.
Según nos explicaron las compañeras, en general se dan tres rasgos comunes en las personas con autismo. Para ello, recurriremos a la Tríada de las deficiencias, donde se destacan los siguientes rasgos:
1. Deficiencia en las interacciones sociales (grupo aislado, pasivo, activo pero “extraño”, hiperformal, pedante…)
2. Deficiencias de la comunicación (utilización y comprensión del habla, entonación y control de la voz, utilización y comprensión del lenguaje no verbal)
3. Deficiencias en la imaginación (no llevan a cabo ningún tipo de juego imaginativo, sensaciones físicas, acciones repetitivas)
Detectar el autismo desde el momento de nacer no es fácil. De hecho, para saberlo, esperan hasta los 18 meses para ver si desarrollan conductas no habituales. Es muy difícil identificarlo y es cuando el niño no desarrolla el habla cuando los padres empiezan a preocuparse.
El movimiento asociativo en el que las compañeras se han acogido para elaborar su trabajo ha sido en la Asociación Autismo Sevilla. Desde aquí llevan a cabo un programa denominado TEACCH, a través del cual se pretende conseguir la mayor autonomía posible del autista. Llevan a cabo actividades de todo tipo con los niños, desde educativas hasta relajación, ocio, etc. Pues es muy importante que los niños estén escolarizados y se trabaje muy a fondo con ellos en el tema de la educación para así fomentar sus habilidades y que ellos adquieran autonomía.
Las compañeras nos enseñaron fotos, donde pudimos ver que los profesionales trabajan con estas personas autistas a través de pictogramas, donde el niño pueda ver el dibujo y así saber lo que se les pide. En casa también tienen estos pictogramas.
Desde esta asociación, también se trabaja con la familia, de tal manera que en primer lugar, la familia sea capaz de afrontar el problema y una vez asumido, se les darán las técnicas y herramientas básicas para la normalización de las situaciones. En algunos casos, se da también asesoramiento médico y jurídico.
Y en cuanto a la figura del educador social, vemos que es imprescindible puesto que son personas que necesitan una atención especial y en los colegios, no se tienen cuenta sus características. De ahí que la mayoría de los niños fracasen. Por eso es importante que existan educadores sociales, encargados de potenciar la autonomía en estos niños y no dejarlos pasar desapercibidos como ocurren en los colegios, en la mayoría de los casos.
En definitiva, debo decir que me ha gustado mucho el tema y me ha llamado mucho la atención porque es un tema del que no tenía conocimientos sobre él y ahora que conozco todas las características y rasgos que definen a un niño autista, me impresiono porque sé que nunca sería capaz de identificar a este colectivo a no ser que alguien me lo diga. Por ejemplo, cuando la profesora dijo que los tres chicos que siempre están despachando en el kiosco son autistas, me impacté porque llevo tres años conociéndolos pero en la vida se me ha pasado por mi mente que tuvieran ese trastorno; he pensado en varias ocasiones que algo tienen pero no sabía que era autismo.
Y para finalizar, os presento el siguiente video, donde se muestra los casos de Bárbara, Jorgito y Caleb, niños que, por sus rasgos físicos, no parecen tener autismo pero cuando están jugando con sus compañeros podemos darnos cuenta que se mueven mucho, hacen movimientos de manera reiterada, no se sociabilizan, su mente parece estar en otro mundo, no se integran bien, etc. En el video, aparece una preocupación por parte de los padres que buscan reunirse para entre todos apoyarse. Pues se puede apreciar que no es nada fácil para los padres asumir el problema de sus hijos, de ahí que necesiten mucha ayuda y apoyo por parte del resto.
Y por último, también os dejo otro video que me ha impactado mucho y os aconsejo que lo veáis para así poneros en la situación de ellos por un momento. Es un video hecho por una madre que lucha por los derechos de los autistas. Aquí podemos ver la importancia que tiene el educador social para ayudar a los niños autistas, pues necesitan una atención más especial que el resto, pero no por ello se les debe impedir las mismas oportunidades. Y sobre todo, que no se les discrimine por el simple hecho de ser personas autistas.
En conclusión, considero que debe haber una concienciación por parte de la sociedad, pues el autismo es una discapacidad poco habitual pero no por ello, menos importante que cualquier otra y mucha gente la desconoce. Por eso debe haber una sensibilización y concienciación del colectivo hacia todos los sectores de población.
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